Mitocondria

Tuesday, April 04, 2006

La fijeza es siempre momentánea. Es un equilibrio, a un tiempo precario y perfecto que dura lo que dura un instante: basta una vibración de luz, la aparición de una nube o una mínima alteración de la temperatura para que el pacto de quietud se rompa y se desencadene la serie de las metamorfosis. Cada metamorfosis, a su vez, es otro momento de fijeza al que sucede una nueva alteración y un insólito equilibrio. Sí, nadie está solo y cada cambio aquí provoca otro cambio allá. Nadie está sólo y nada es sólido: el cambio se resuelve en fijezas que son acuerdos momentáneos. ¿Debo decir que la forma del cambio es la fijeza o, más exactamente, que el cambio es una incesante búsquedas de fijezas? Nostalgia de la inercia: la pereza y sus paraísos congelados. La sabiduría no está ni en la fijeza ni en el cambio, sino en la dialéctica entre ellos. Constante ir y venir: la sabiduría está en lo instantáneo. Es el tránsito. Pero apenas digo tránsito, se rompe el hechizo. El tránsito no es la sabiduría sino un ir hacia… El transito se desvanece: sólo así es tránsito.

Octavio Paz. El mono grámatico

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